lunes, 12 de noviembre de 2012


Una estafa

Regresaba de La Vall de Gallinera adonde había ido con una amiga, Isabel, para dar un paseo por aquellos pueblos en la hermosa época de las cerezas.

Estaba llegando en mi coche a casa cuando, en una rotonda, estornudé violentamente y a causa de ello solté el freno con lo que mi vehículo fue a chocar con el que estaba inmediatamente delante. Fue un leve choque porque la distancia que mantenía era apenas de 1 metro.

Bajó del coche el conductor y aunque aparentemente no había sido nada, señaló un bollito en la parte trasera de su Renault Scenic que según él era producto del choque.

Nos apartamos a una zona donde no interrumpiéramos el tráfico y allí hicimos las diligencias del “accidente”. En el momento de parar bajó del coche la acompañante que lucía una sonrisa de esas que dicen “no hay que preocuparse, no ha pasado nada”

Acabamos de rellenar el formulario, en el que se había especificado como daño apreciado el “bollito” citado y cometí el error de no intercambiar la copia del parte de accidente, en donde había especificado por mi parte que no había víctimas (incluso leves), por tanto él se llevó su declaración y yo la mía.

Como no llevaba el número de póliza de su seguro quedamos en que me llamaría y me la diría. Pasaron los días y no llamó, pensé que a lo mejor había dejado correr el asunto pero al cabo de un tiempo mi compañía me llamó reclamando que no le había enviado el parte cosa que hice por fax.

Unos días después llamó el perito de mi compañía para ver mi coche y los daños que había podido causar, bajamos al garaje y se veía claramente que el susodicho “bollito” no se lo podía haber causado en el choque porque yo sólo tenía la matrícula un poquito doblada por abajo y el golpe que se reclamaba estaba a una altura que era imposible que yo le hubiera causado.

Mi sorpresa vino cuando el perito me dijo que habían reclamado daños por lesiones en los ocupantes, en concreto en la ocupante “sonriente”, que había tenido que ir al hospital y le habían puesto un “collarín”!!

Le comenté al perito mis impresiones sobre que la denuncia de esas “lesiones” era claramente una maniobra y me comentó que si, que lo sabía, pero que ahora era norma común el hacer este tipo de denuncias cuando había cualquier incidencia, incluso cuando estaba claro que eran falsas.

Días después me llamaron de la compañía indicándome quién era mi abogado para esta causa que para mí se había convertido en una estafa.

El 9 de julio recibo del juzgado de instrucción un telegrama comunicándome la existencia de un proceso por la denuncia por accidente de circulación.

Ya en octubre recibo una citación para acudir al juzgado a retirar una cédula de citación de denunciado en el que se fija el 29 de noviembre para asistir al juicio de faltas…

Cuando lo recojo llamo al abogado que me ha asignado la compañía que me comunica así de golpe que puedo romper la citación porque ya se ha llegado a un acuerdo entre compañías por el cual se indemniza a la “víctima” con dos meses de salario por la baja de ese tiempo en su trabajo…

Le comentó que no es cierto pero al abogado le parece completamente normal estos procedimientos.

Hoy, 12/11/12 me ha llegado un telegrama en el que me comunican la suspensión del juicio.

No soy ni mucho menos un defensor de las compañías aseguradoras pero en este caso me repugna que se mienta y se saquen compensaciones por hechos falsos, aunque esto sólo es el reflejo de una sociedad que se ha instalado en el fraude y la inmoralidad como bandera.

El resultado final para mí es que la aseguradora me ha subido la cuota…

 

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